Mis expectativas
Como profesor de Secundaria desde 1994 en la especialidad de educación física, siempre he reflexionado acorde con el currículo de cada Ley,la programación anual de cada Centro, el ámbito social que le rodea, el propio alumno o alumna como persona en formación, perteneciente a un colectivo y a su vez en unas instalaciones determinadas, unas adecuadas, otras inaceptables para poder cumplir con garantías un aprendizaje adecuado tanto desde el punto de vista de seguridad, como del adecuado aprendizaje por sus características físicas en cuanto a tamaño, superficie, paramentos,techos o luminosidad, y por último adaptarnos a las condiciones climatológicas y utilización diversas de espacios; en los que nos vemos inmersos en seguir hasta varias unidades didácticas al mismo tiempo.
Todo ello unido a la reflexión sobre la motivación al aprendizaje de nuestro alumnado, me conlleva entre otros aspectos a considerar un elemnto clave: la evaluación.
La evaluación ¿de qué aspectos?
Aspectos metodológicos, aspectos organizativos, aspectos físicos, de estándares de aprendizajes logrados, de competencias alcanzadas, grado de objetivos alcanzados, de la propia tarea, de la forma de presentar las tareas, de mi lenguaje verbal y no verbal, de mis acciones e interacciones con los alumnos y alumnas,...
Pero la observación a lo largo de estos años de experiencia, del arte de educar,( como me gusta describir nuestra profesión en nuestro trabajo), hay un aspecto que noto en las caras, en el carácter, temperamento, en la ilusión de asistir a clase de nuestro alumnado; es la frustración.
¿Por qué se frustran nuestros alumnos o alumnas?
Como adolescentes nos muestran claramente su estado de ánimo en cada clase, bien originados por su ambiente social, familiar, de grupo en clase, de su propio rechazo de rebeldía a diversas tareas, o bien por sus experiencias antiguas, sus ilusiones; tal vez por nuestro propio comportamiento y conducta en clase o por una falta de comprensión de lo que le decimos que deseamos que consigan , o una negación a las rutinas de las tareas. Seguro que hay más aspectos que podemos valorar.
Tengo la inquietud constante que debemos hacer algo, y tal vez este curso Aprender a Evaluar, me ayude a comprender y mejorar mis carencias,como poder ayudar a disminuir esa frustración y poder aumentar la autoestima y autosuperación de mis alumnos y alumnas.
Otra de las preguntas que intento responder en mi arte de la docencia:
¿Todos los alumnos aprenden a la vez?
Una de las cuestiones que más critico de nuestro sistema educativo, es la imposición de la nota por equidad en una tarea realizada en un tiempo determinado para todos.
Estamos inmersos como bien decimos a calificar, pero evaluar,realizar feedback o feedforward, no siempre se hace con la tranquilidad y análisis que requiere. Seguro que existen apectos ajenos a la voluntad del docente que le impiden realizar un trabajo más eficaz, basta con analizar ratios por curso y año, unido a aspectos organizativos y de recursos tanto de la propia administración como de centro para darnos cuenta de la mejora organizativa en nuestro trabajo. Es común en mi trabajo ser responsable de la educación de tener un número incierto que en muchos años supera los 300 alumnos y alumnas.No vamos a entrar si el número es adecuado o no para llevar a cabo este trabajo. Por experiencia propia de llevar a cabo sólo con alumnos de bachillerato y cuarto de la ESO la posibilidad de realizar continuos feedback sobre tareas colaborativas fue agotador y superando con creces las horas de trabajo semanales.
Conlleva por lo tanto un gran esfuerzo de conseguir un aprendizaje individualizado y significativo, en la que tenemos que tener más herramientas para conseguirlo.
Las tareas, siguiendo a la taxonomía de Bloom, es preciso que respondan alcanzar escalas superiores de desarrollo: crear, investigar,evaluar y compartir.
La posibilidad de corrección de la propia tarea, así como llevar a cabo tareas que puedan evaluar diferentes aspectos cognitivos que ayuden a mejorar la creatividad de mis alumnos, como de colaboración son uno de los aspectos que intento considerar a lo largo del curso.
En el curso académico 2015/16 me propuse no realizar ningún examen llamado teórico. Con ayuda del aula virtual y la colaboración de los alumnos, familias y Centro; empecé a trabajar sobre la valoración o evaluación.
Les indiqué lo que consideraba las diferentes notas de sobresaliente,notable,bien,suficiente y deficiente de cada uno de los aspectos a valorar: Saber Ser, Saber Hacer y Saber Conocer. Acordes con los criterios de calificación les indiqué aspectos a valorar.
Sorprendidos, empezamos a trabajar aspectos más creativos de conocimientos que implicaban la investigación,la presentación y la colaboración, utilizando más horas que las dos de educación física y más espacios para su presentación, tanto del aula como de espacios deportivos.
Mi regla era que todos pudieran llegar a sobresaliente. Por lo que las tareas eran valoradas, comentadas y presentadas una y otra vez para superar cada tarea tanto individual como las de caracter colectivo.
Lo importante era el resultado final, las notas intermedias las considero como fotos que brillaban por lo conseguido o borrosas, por que les faltaba mejorarlas y presentarlas de nuevo.
Uno de los aspectos importantes, era conseguir la realización de todas las tareas de la forma adecuada, la flexibilidad de reentrega de tareas y la valoración final de curso.
Siempre me he dicho ¿por qué no poner la nota que merece su resultado final?¿por qué valorar aspectos parciales conseguidos,pero no logrados, como una nota final sin poder rectificar hasta que no acabe su curso?¿por qué basar la nota en la tarea y no en el aprendizaje?
Pero aún, no conforme con lo realizado, espero seguir avanzando y aprendiendo,obtener de este curso la formación que preciso tanto de contenido como de herramientas oportunas que me faciliten y mejore la motivación de éxito de mis alumnos y alumnas.
Todo ello unido a la reflexión sobre la motivación al aprendizaje de nuestro alumnado, me conlleva entre otros aspectos a considerar un elemnto clave: la evaluación.
La evaluación ¿de qué aspectos?
Aspectos metodológicos, aspectos organizativos, aspectos físicos, de estándares de aprendizajes logrados, de competencias alcanzadas, grado de objetivos alcanzados, de la propia tarea, de la forma de presentar las tareas, de mi lenguaje verbal y no verbal, de mis acciones e interacciones con los alumnos y alumnas,...
Pero la observación a lo largo de estos años de experiencia, del arte de educar,( como me gusta describir nuestra profesión en nuestro trabajo), hay un aspecto que noto en las caras, en el carácter, temperamento, en la ilusión de asistir a clase de nuestro alumnado; es la frustración.
¿Por qué se frustran nuestros alumnos o alumnas?
Como adolescentes nos muestran claramente su estado de ánimo en cada clase, bien originados por su ambiente social, familiar, de grupo en clase, de su propio rechazo de rebeldía a diversas tareas, o bien por sus experiencias antiguas, sus ilusiones; tal vez por nuestro propio comportamiento y conducta en clase o por una falta de comprensión de lo que le decimos que deseamos que consigan , o una negación a las rutinas de las tareas. Seguro que hay más aspectos que podemos valorar.
Tengo la inquietud constante que debemos hacer algo, y tal vez este curso Aprender a Evaluar, me ayude a comprender y mejorar mis carencias,como poder ayudar a disminuir esa frustración y poder aumentar la autoestima y autosuperación de mis alumnos y alumnas.
Otra de las preguntas que intento responder en mi arte de la docencia:
¿Todos los alumnos aprenden a la vez?
Una de las cuestiones que más critico de nuestro sistema educativo, es la imposición de la nota por equidad en una tarea realizada en un tiempo determinado para todos.
Estamos inmersos como bien decimos a calificar, pero evaluar,realizar feedback o feedforward, no siempre se hace con la tranquilidad y análisis que requiere. Seguro que existen apectos ajenos a la voluntad del docente que le impiden realizar un trabajo más eficaz, basta con analizar ratios por curso y año, unido a aspectos organizativos y de recursos tanto de la propia administración como de centro para darnos cuenta de la mejora organizativa en nuestro trabajo. Es común en mi trabajo ser responsable de la educación de tener un número incierto que en muchos años supera los 300 alumnos y alumnas.No vamos a entrar si el número es adecuado o no para llevar a cabo este trabajo. Por experiencia propia de llevar a cabo sólo con alumnos de bachillerato y cuarto de la ESO la posibilidad de realizar continuos feedback sobre tareas colaborativas fue agotador y superando con creces las horas de trabajo semanales.
Conlleva por lo tanto un gran esfuerzo de conseguir un aprendizaje individualizado y significativo, en la que tenemos que tener más herramientas para conseguirlo.
Las tareas, siguiendo a la taxonomía de Bloom, es preciso que respondan alcanzar escalas superiores de desarrollo: crear, investigar,evaluar y compartir.
La posibilidad de corrección de la propia tarea, así como llevar a cabo tareas que puedan evaluar diferentes aspectos cognitivos que ayuden a mejorar la creatividad de mis alumnos, como de colaboración son uno de los aspectos que intento considerar a lo largo del curso.
En el curso académico 2015/16 me propuse no realizar ningún examen llamado teórico. Con ayuda del aula virtual y la colaboración de los alumnos, familias y Centro; empecé a trabajar sobre la valoración o evaluación.
Les indiqué lo que consideraba las diferentes notas de sobresaliente,notable,bien,suficiente y deficiente de cada uno de los aspectos a valorar: Saber Ser, Saber Hacer y Saber Conocer. Acordes con los criterios de calificación les indiqué aspectos a valorar.
Sorprendidos, empezamos a trabajar aspectos más creativos de conocimientos que implicaban la investigación,la presentación y la colaboración, utilizando más horas que las dos de educación física y más espacios para su presentación, tanto del aula como de espacios deportivos.
Mi regla era que todos pudieran llegar a sobresaliente. Por lo que las tareas eran valoradas, comentadas y presentadas una y otra vez para superar cada tarea tanto individual como las de caracter colectivo.
Lo importante era el resultado final, las notas intermedias las considero como fotos que brillaban por lo conseguido o borrosas, por que les faltaba mejorarlas y presentarlas de nuevo.
Uno de los aspectos importantes, era conseguir la realización de todas las tareas de la forma adecuada, la flexibilidad de reentrega de tareas y la valoración final de curso.
Siempre me he dicho ¿por qué no poner la nota que merece su resultado final?¿por qué valorar aspectos parciales conseguidos,pero no logrados, como una nota final sin poder rectificar hasta que no acabe su curso?¿por qué basar la nota en la tarea y no en el aprendizaje?
Pero aún, no conforme con lo realizado, espero seguir avanzando y aprendiendo,obtener de este curso la formación que preciso tanto de contenido como de herramientas oportunas que me faciliten y mejore la motivación de éxito de mis alumnos y alumnas.
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